martes, 2 de octubre de 2007

ADÌOS QUERIDO PAPÀ

Extraido de la revista Arbitrajes. Recop. Marcos Enrique

Lo siento mucho papa, porque creo que esta es la última vez que me podré dirigir a vos. En serio, lo siento mucho. Es tiempo de que sepas la verdad, voy a ser breve y claro: la droga me matò papà. Conocí a mis asesinos a eso de los 15 o 16 años de edad. Es horrible. ¿No es cierto papà? ¿Sabes como fue?

Un ciudadano elegantemente vestido, muy elegantemente y que se expresaba muy bien, nos presento a nuestro futuro asesino: la droga.

Yo intente rechazarla. De veras intente, pero este señor se metió en mi dignidad diciéndome que yo no era hombre. No es necesario que diga nada más. ¿No es cierto?...

Ingrese al mundo de las drogas. No hacia nada sin que las drogas estuvieran presentes. Yo sentía mas que las demás personas y la droga mi amiga sonreía… ¿sabes papà? Cuando uno comienza encuentra todo ridículo y muy divertido. Incluso a Dios lo encontraba ridículo.

Hoy en este hospital, reconozco que Dios es lo más importante del mundo. Se que sin su ayuda no estaría escribiendo lo que escribo.

Papa, no vas a creerlo, pero la vida de un drogadicto es terrible. Uno se siente desgarrado por dentro. Es terrible y todos los jóvenes deben saberlo para no entrar en eso. Ya no puedo dar tres pasos sin cansarme.

Los médicos me dicen que me voy a curar, pero cuando salen del cuarto mueven la cabeza.

Papa solo tengo 19 años y se que no tengo chance de vivir. Es muy tarde para mi, pero tengo un ultimo pedido para hacerte, hablà a todos los jóvenes que conocès y mostrales esta carta. Unite a la gente del Comité Nacional de Patriotas, ellos están peleando la misma batalla para combatir al asesino que es la droga y llevar este mensaje que puede salvar las vidas de muchos jóvenes. Deciles que en cada puerta de los colegios y en cada aula, en cada facultad, y en cualquier lugar hay siempre un hombre elegante que va a mostrarles a su futuro asesino, el que destruirá sus vidas. ¡Por favor, hace eso papa! Antes de que sea demasiado tarde para ellos también.

Perdóname papà ya sufrí demasiado. Perdóname por hacerte sufrir también con mis locuras. Adiós querido papà.

El autor de esta nota falleció a pocos días de escribirla por abuso de drogas.


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