jueves, 11 de junio de 2009

uNA PREPARACION PARA TOMAR ALTURA EN LA PAZ

En marzo de 2005, Argentina debía enfrentar a Bolivia en la altura de La Paz.
José tenía claro el objetivo y cómo conseguirlo. Hacía 32 años que un equipo argentino no ganaba allí. El
entrenador boliviano declaró: “Ojalá piensen mucho en la altura, así ya llegan cansados y les ganamos”.
Nada más lejos de la realidad.
José sabía que en la comparación de ambos equipos, Argentina era más. Y aunque el periodismo lo
calificó de equipo B (muchos de ellos llegarían al Mundial como Abbondanzieri, Maxi Rodríguez, Cufré,
Scaloni, Palacio, Burdisso, Milito, Cambiasso, etc.), intentó inculcarles que el rival era Bolivia y no la
altura. La fórmula diseñada a partir de la visión del líder y que el Departamento de psicología
complementó con las herramientas que consideró adecuadas era:
BOLIVIA - ALTURA + FORTALEZA MENTAL: OPORTUNIDAD DE TRIUNFO
Los jugadores viajaban el viernes y jugaban el sábado. Aunque no dormían donde jugaban, dormían en
Santa Cruz de la Sierra y luego volaban a La Paz dos horas antes del juego. El miércoles por la noche
realizamos en la Sala de Juegos del Complejo Habitacional que AFA posee en Ezeiza un taller (o
dinámica) grupal donde los futbolistas debían definir en una palabra, en un papel adhesivo, qué
significaba para ellos la altura. El futbolista en general, tiene dificultades para ponerle palabras a lo que
siente y piensa. El deportista tiende a aislarse. Lo que buscamos fue que se pudieran expresar e ir
participando entre todos a modo de intercambio: jugadores, cuerpo técnico, cuerpo médico y
departamento de psicología. El trabajo lo conducía José Pekerman.
Esa dinámica disparó el taller sobre los miedos. Miedos que si no se trabajan merman el rendimiento.
Pusimos todos los papeles en el pizarrón y los separamos en positivos y negativos. Dejamos bien claro
que allí sacábamos los miedos y ansiedades, y allí morirían esa noche. Por ejemplo: en los negativos salió
ahogo y luego de analizar los negativos, los hacíamos un bollito y los eliminábamos, quedándonos sólo
con los positivos que leíamos.
Preparamos unas láminas con frases que presentamos con Power Point reforzando la oportunidad de
triunfo, la motivación de este equipo (el otro equipo jugaba 4 días después), pero sobre todo dos ejes en
relación a la altura:
1-el auto diálogo positivo: si sobrevenía un pensamiento negativo:” me ahogo, la pelota vá muy
rápido…” cómo hacer para reemplazarlo por uno positivo del tipo:
“tengo el control del partido, me siento bien, la pelota importante es la siguiente, no hay tiempo para
lamentarme”…
2-focalizar en la “tarea”: no perder el foco de la concentración por factores externos ni internos.
Comprometerse con la misión táctica.
Los jugadores se fueron soltando. La mitad había trabajado en los Juveniles de AFA en lo psicológico y
la otra mitad, nunca. Algunos muchachos habían estado jugando allí y “contagiaron” sus experiencias
positivas. Eso ayudó y mucho.
A su vez preparamos un video donde se reforzaba que el rival era Bolivia y no la altura y que poseía
testimonios de deportistas que subrayaban la importancia de la mente para el rendimiento como Mike
Spitz o John Mc Enroe quien decía que el deporte es saber aprovecharse de las situaciones adversas.
Advertimos al entrenador que si bien todo se mide por rendimiento-resultado, el logro del taller iba un
poco más allá del mismo. Todos quedamos conformes con el feed back recibido y en los tres días
posteriores se fortaleció este discurso desde el cuerpo técnico: el rival es Bolivia, y es ganable.
Argentina triunfó 2 a 1.
Y además dió vuelta el marcador. Doble adversidad. El equipo tomó altura en un reducto difícil.
Pero el psicólogo nunca es tan decisivo, ni para el triunfo, ni para la derrota.
Eso tiene que quedar claro. Aunque en este caso se aportó un “granito de arena” en el trabajo en equipo y
la preparación interdisciplinaria.
LIC. MARCELO ROFFÉ
ARGENTINA
http://www.efdeportes.com/efd131/preparacion-psicologica-futbol-en-la-altura.htm

UNA LUZ DE ALARMA...

Los medios nacionales coincidieron en marcar la preocupación por la derrota y el duro camino que resta hacia Sudáfrica y en Ecuador se hicieron una fiesta al ver derrotado a Maradona. "Dios es ecuatoriano", tituló el amarillista diario Extra.

Todos los medios gráficos nacionales coincidieron en marcar preocupación por la derrota de Argentina ante Ecuador. Los ejes fueron: se levantó el nivel pero no lo suficiente, el poco aprovechamiento de las chances de gol y las complicaciones para clasificar al Mundial ya que la próxima fecha el rival es Brasil.

La Selección de Diego volvió a caer de visitante en las eliminatorias, no tan abultadamente como contra Bolivia, pero igual o mayor inquietud genera este 0-2. Clarín tituló "Una derrota y cada vez más dudas" debajo de la foto de Lionel Messi agarrándose la cabeza tras perder una clara posibilidad a los 10 a minutos. Por su parte, La Nación, por su parte, puso en portada una imagen del rosarino lamentándose y Jonás Gutiérrez buscando explicaciones junto a "La Argentina perdonó, y perdió un partido vital". Además hace hincapié que se complica en la tabla y que el próximo rival es Brasil.

En un tono más dramático, Critica de la Argentina expresó "Argentina no
tiene altura", con una foto de Diego Maradona suspirando y destacando que Ecuador lo cacheteó como hizo Bolivia en La Paz y que el DT no le encuentra la vuelta. Crónica, con una placa de fondo roja, como lo caracteriza, colocó una imagen del técnico angustiado mirando al piso, rotuló ¡Ay que dolor! y alertó que peligra la clasificación al Mundial. Diario Popular escribió "No lo pudo aguantar" con su típico subrayado colorado y una fotografía del Diez agarrándose la cabeza con gesto de decepción.

El diario ecuatoriano Extra ironizó al titular "¡Dios es ecuatoriano carajo!" con el gesto de Elizaga, nacido en Morón y nacionalizado, al taparle el penal al Carlos Tevez y el técnico Sixto Vizuete levantando los brazos. Expreso colocó en el encabezado "El Tri entra en la pelea", con una foto de todo el cuerpo técnico lamentándose por un gol. El Comercio destacó "La Tri enciende la alegría".
dIARIO OLE

Aguantar el dolor o pedir el cambio es la gran cuestión


Cuando Mascherano no acepta salir luego de lesionarse contra Colombia, responde al espíritu que exige Diego pero también reafirma una virtud básica del jugador.
(Por Roberto Perfumo para el Diario Olé)

Un boxeador no puede, no debe parar la pelea por su cuenta cuando viene mal; y un futbolista no se puede "sacar" de la cancha si se lesiona. Los combates los paran los árbitros de boxeo o los managers tirando la toalla. Y a los jugadores los sacan los médicos o el técnico. El manual dice que esto es universal y atemporal.

Yo vengo de una época en la que nos daba vergüenza quedarnos en el suelo. Era de "maricas" llorar porque nos habían pegado. Hoy, el futbolista convertido en víctima --mejor negocio que ser victimario--, ante el primer dolor fuerte se va de la cancha. Lo vemos en los equipos locales, y en la Selección en los Mundiales. Cuando Maradona reclama más actitud y compromiso, incluye seguramente el tema de la excesiva sensibilidad para con los dolores causados por una lesión. "De un Mundial me tienen que sacar muerto"...

Diego tuvo actuaciones épicas (recordar Italia 90), jugando con un tobillo maltrecho y faltándole la uña del dedo gordo de un pie, tal vez el peor de los dolores. Opinó una vez en contra de que el Pato pidiera el cambio contra Alemania en el 2006 y ha elogiado la entereza de Verón de jugar infiltrado. Es de pensar que esto habrá influido en un gesto de Mascherano que debe haber alegrado al técnico. Ya en el segundo tiempo contra Colombia, Javier pasó de golpe al ataque y pateó al arco, casi cayéndose. En el suelo, con una mueca de mucho dolor, se tomó la pierna.

Los síntomas parecían de un calambre, pero lo esencial es que se quedó en la cancha pese a los enérgicos pedidos de Verón y Heinze para que se fuera. Se la bancó, jugó hasta el final. El capitán y líder que eligió Diego se dijo: "No me duele, sigo". Gran reafirmación del espíritu que se necesita para estar en la Selección.

En el 66 --Mundial de Inglaterra-- íbamos a jugar contra los locales el famoso "partido de Rattin". Yo venía con un aductor maltrecho, pero pensaba que si se lo decía al Toto Lorenzo me iba a limpiar, justo en un partido que no me quería perder. Claro, también arriesgaba demasiado porque entonces no había cambio de jugadores en pleno partido. Me temblaban las gambas cuando entré al viejo y mítico Wembley. Pero, incluso hasta hoy, el aductor no volvió a molestarme.

Masche lo decidió durante el partido, algo que es más traumático, e impulsó la idea de la "onda macho" que pregona Diego. Humildemente, para ayudar, yo sugiero otro cartel para el vestuario: "No duele, no duele". Tal como le decía su segundo cuando Rocky llegaba roto al rincón.